Situado en la Vall del Riu, en la parroquia de Canillo, el Puente Tibetano de Andorra es una experiencia de vértigo, apta para todos los públicos y recomendada, sobre todo, a quienes no tengan miedo a las alturas.
Se trata del segundo puente más largo del mundo, con 603 metros de longitud y 158 metros de altura, en su punto más elevado. Este puente colgante tiene una capacidad para 600 personas, con un metro de ancho, permitiendo el paso de sus visitantes en ambos sentidos.
Pero… ¿Por qué se le dice “puente tibetano”? Su origen remonta al Himalaya, donde estos puentes se fabricaban para alcanzar lugares de difícil acceso. Aunque no es el caso, llegar al Puente Tibetano de Canillo es fácil, tanto en coche como en autobús o para los más aventureros, a pie.
Este punto de interés queda muy cerca del Mirador del Roc del Quer que cuenta con aparcamiento gratuito, única forma de acceder en coche. Para llegar en autobús, la parada se encuentra a la entrada del Palau de Gel con destino final a menos de 1 km del puente. Quienes prefieren llegar caminando y disfrutar de la naturaleza y las vistas, es posible hacerlo saliendo desde el Camí de l’Armiana, situado cerca de la Iglesia de Sant Joan de Caselles en Canillo.
Aquí se pueden comprar los tickets con transporte incluido para acceder por separado a cada punto o combinar ambos disfrutando de un descuento y visitarlos en el mismo día. También es posible ver el puente desde cerca, sin tener que pasar por él. Las visitas suelen realizarse entre los meses de junio a diciembre, aunque siempre se recomienda comprobar en su página web los días de apertura, teniendo en cuenta que la actividad estará sujeta a la meteorología.